sábado, 17 de junio de 2017

El castigo de Loki por la muerte de Balder

Para continuar la historia de ayer, os traigo un fragmento que cuenta todo lo que ocurrió después de la muerte de Balder, y como los dioses apresaron a Loki y el castigo que le impusieron.




Para entenderlo, si aún no lo habéis hecho, deberíais leer la entrada anterior, La muerte de Balder.

Este fragmento que he copiado para vosotros, lo he extraído del libro Dioses y héroes de la mitología vikinga, de Brian Branston:

"La venganza de los dioses

Loki era consciente de que los dioses, en su rabia y dolor ante el terrible asesinato por él cometido, imaginarían el castigo más espeluznante para quedar a la altura de la enormidad del crimen. Así es que desapareció de inmediato, ocultándose.

Aun siendo astuto, como era, incluso sus mejores esfuerzos resultaban inútiles ante el poder de Odín. El padre de los dioses se sentaba en su trono del Alto Nido y podía ver, como así fue, dónde se había construido Loki una casa, en cierta distante montaña. La casa tenía ventanas y puertas en los cuatro lados, para poder ver a cualquiera que se acercara y escapar antes de quedar rodeado. Durante el día se transformaba en salmón, pez encantado que poblaba una laguna bajo una cascada inmediata llamada Fuerza Reluciente.

Por las tardes, Loki pasaba el tiempo inventando algo en lo que pensó por vez primera cuando tomó prestada la red mágica de Ran para atrapar al enano Andvari. De hebra de lino tejida, hizo lo que ha dado en llamarse red de pescador. Con ella pescaba su alimento. Pero a Loki se le estaba acabando el tiempo. Odín había referido a los dioses dónde se ocultaba y una partida de cazadores se puso en marcha para atraparlo.

Aquella noche, sin sospechar nada, Loki estaba tejiendo su nuevo invento, cuando a través de una de las cuatro ventanas de su casa se dio cuenta de que se acercaban los dioses. Había estado sentado delante del fuego y los troncos se hallaban bastante consumidos ya. En un instante arrojó su red entre las pavesas y salió como un rayo por la puerta para alejarse lo más posible de sus perseguidores.

Los dioses irrumpieron en su vivienda conducidos por Kvasir, especialmente conocido por su sabiduría. Kvasir se dio cuenta en el acto de que la casa estaba vacía, pero notó que el fuego estaba mezclado con cenizas blanquecinas donde la red había ardido.

-Loki ha estado pescando -dijo, volviéndose hacia los demás dioses. Kvasir identificó, asimismo, unas cuantas escamas plateadas de salmón sobre la silla-. De hecho, creo que Loki se oculta bajo la forma de un pez.

De inmediato, los dioses empezaron a preparar sendas redes de pescar, siguiendo el modelo que arrojaban las cenizas de la que Loki acababa de echar al fuego. Creían poder encontrarlo oculto en la laguna que había bajo la cascada.

A la mañana siguiente fueron todos al lugar donde Fuerza Reluciente se hundía con un ruido atronador. Thor, de pie en una orilla, cogió un extremo de la red, mientras el resto de los dioses manejaba la otra punta desde el lado opuesto de la laguna.

Bajo las claras aguas del lugar, Loki podía ver cómo la red se le acercaba para atraparle. Dio un coletazo tremendo, pasó por delante de la red como un rayo y se quedó inmóvil en el fondo entre dos piedras. La parte inferior de la red le pasó justo por encima de su plateada espalda. Respiró aliviado y Kvasir pudo observar unas burbujas subiendo hasta la superficie.

-¡Hemos fallado! -exclamó-. ¡Echad la red de nuevo en la laguna!

-¡Esperad! -gritó Thor-. Voy a colgar unas piedras por el borde inferior de la red para que no se nos escape nadando por debajo.

Loki nadó delante de la red, pero cuando vio que la laguna no era bastante profunda para él se retorció sobre sí mismo y movió la cola de pez con tal vigor que salió disparado a través del agua, proyectándose hacia arriba en el aire. Saltó con limpieza el cordón superior de la red y salió más que aprisa hacia la catarata que se derrumbaba en el vacío.

Los dioses dejaron escapar exclamaciones de sorpresa y rabia y de nuevo cambiaron de dirección el manejo de su red. Loki empezó a saltar hacia arriba en las corrientes de agua que se precipitaban. Frey, viendo que iba a escapárseles, corrió por la orilla para situarse en la parte superior de la cascada.

Una vez más, Loki el Salmón giró hacia la laguna, pero Thor estaba ya dentro del agua. Cuando vio la red cerca, Loki tornó a saltar. Thor le esperaba con las manos abiertas y los dedos curvados hacia adelante como las púas de un rastrillo. Al menos así le parecieron al aterrorizado Loki. Este procuró retorcer el resbaladizo cuerpo, desviándolo hacia un lado y por encima del dorso de las manos de Thor, pero éste consiguió atraparle y supo conservarlo en su poder por un instante al menos. Las plateadas escamas estaban tan húmedas y brillantes que Thor dejó que se le escurriera un poco entre los dedos, hasta quedarle en la mano sólo la cola del pez. Pero la apretó con una fuerza capaz de aplastar a cualquiera.

-¡Más te vale volver a la forma maligna que todos conocemos -rezongó Thor-, o te mantendré fuera del agua hasta que te asfixies!

Loki se transformó, pues, en su apariencia habitual, sólo para encontrarse con que estaba colgando de los talones cabeza abajo. Thor hizo que su cabeza quedara por debajo de la superficie del agua, con lo cual Loki, ahogándose casi,  apenas era capaz de farfullar algo. Thor hubiera acabado allí mismo con él, pero los demás dioses le gritaron:

-¡No, no! ¡La muerte es demasiado dulce para él! ¡Arrastralo hasta el Inframundo y déjalo allí encadenado para siempre!

Thor sabía también que Odín había ordenado actuar de esa manera, así es que arrastró a su presa hasta un hórrido y negro agujero, no lejos del lugar en que ataron al lobo Fenrir.

Thor recogió tres piedras del suelo de la cueva y las puso de punta y abrió una muesca en forma de V en la parte superior de las piedras. Era obvio que sólo un lazo mágico mantendría atadas las extremidades de Loki, y Odín sabía cómo hacerlo. Ordenó que fuesen capturados los dos hijos de Loki, Vali y Nari. Los dioses encantaron al primero bajo la forma de lobo, el cual de inmediato se lanzó sobre su hermano Nari y le dio salvaje muerte. Los dioses entonces se apoderaron de las entrañas de Nari, usándolas para atar a Loki de forma que yacía boca arriba sobre las tres piedras colocadas de punta. Una la tenía bajo los hombros, otra debajo de sus ijadas y la tercera bajo el hueco de las rodillas. Las entrañas mágicas sujetaban con firmeza sus muñecas, rodillas y tobillos, y además fue encadenado a las rocas con unos hierros. Finalmente, Skadi la giganta, hija de Thiazzi y ahora esposa de Niord, atrapó una serpiente venenosa cogiéndola por la cola, de modo que se retorcía por encima de la cabeza de Loki, derramando su veneno en la cara del cautivo. Cuando el veneno le entró por los ojos, Loki se vio preso de tan tremendas convulsiones que todo Midgard se estremecía.

Sigyn, la esposa de Loki, continuaba fielmente a su lado.

-Me quedaré a su lado para siempre -dijo-, si me dejáis poner una jofaina bajo las gotas de veneno.

Y así es cómo Sigyn se halla pacientemente sentada junto a su esposo en aquella tétrica y viscosa caverna. Cuando el cuenco rebosa, ella se apresura a vaciar el veneno. En esos pocos instantes en que los colmillos de la serpiente siguen derramando su tósigo sobre la faz de Loki, Midgard torna a verse sometido a una especie de temblor de tierra.

De este modo permanecerá Loki hasta que llegue el Ragnarok."

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